Cómo tomar mejores decisiones, según la neurociencia
¿Sabías que la neurociencia juega un papel fundamental para entender por qué tomamos las elecciones que hacemos y cómo podemos mejorar este proceso?. Así lo afirma la coach Inma Brea.”Digamos que la toma de decisiones dependerá de nuestro mapa mental, por decirlo de manera sencilla. Este proceso y el resultado están ligados a nuestras experiencias, creencias y emociones previas e interaccionan la emoción y la razón en nuestro propio sistema operativo”, asevera Inma Brea.
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Relación entre el cerebro, las emociones y la toma de decisiones
La relación entre emoción y toma de decisiones es crucial. “Aunque hay personas más racionales que otras, toda decisión tiene un sesgo emocional, haciendo que prestemos más atención a cierta información y que ignoremos otra. Por ejemplo, el miedo puede hacernos más cautelosos y la alegría puede hacernos más valientes, pero esto dependerá de nuestro sistema de valores, educación, experiencias y, por supuesto, entorno cultural”, señala la experta.
Cuando se trata de decisiones importantes, el cerebro humano se convierte en un escenario donde múltiples regiones trabajan en conjunto. Como explica la especialista, “mientras la amígdala y el sistema de recompensa se involucran en la parte emocional, -qué siento y qué quiero sentir-, la corteza prefrontal y el hipocampo intervienen rescatando memorias y evaluando las opciones. Por último, la corteza orbitofrontal se convierte en la clave, ya que actúa como nexo de unión, evaluando en conjunto tanto la información emocional como la racional para tomar la mejor decisión posible”.
La corteza prefrontal desempeña un papel crucial en la toma de decisiones y la autorregulación. “La corteza prefrontal se encarga de ayudarnos a mantener el foco y la concentración. También juega un papel fundamental en la gestión emocional y el control de impulsos, es casi como la parte encargada de nuestro comportamiento social. Por ende, tiene un efecto directo en la toma de decisiones, ya que nos ayuda a evaluar mejor, ser más racionales y, por lo tanto, medir de antemano las consecuencias de nuestras decisiones”, explica Inma Brea.
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¿Por qué a veces tomamos decisiones impulsivas o irracionales?
“La comprensión de estos procesos cerebrales nos ayuda a entender el porqué de nuestras decisiones y a explorar estrategias para tomar decisiones más equilibradas y consideradas, pero siempre partiendo del autoconocimiento. Es decir, el conocimiento de nosotros mismos y de nuestra biología cerebral coactúan, permitiéndonos adaptar este conocimiento a nuestro propio sistema. Por ejemplo, si eres una persona muy impulsiva, realizar de manera asidua ejercicios de respiración y meditación enfocados en fortalecer la corteza prefrontal nos ayudará a gestionar y regular mejor los estados emocionales y, por ende, ser menos impulsivos”, comenta la experta.
De hecho, está ampliamente comprobado por la ciencia que la meditación, el mindfulness y los ejercicios de respiración profunda son muy efectivos. Sin embargo, “trabajar la inteligencia emocional, identificando y nombrando las emociones en cada momento, proporcionándoles un contexto y un entendimiento lógico, previene en gran medida que estas nos dominen y, con ello, ayuda a evitar tomar decisiones de las que podríamos arrepentirnos”, apunta Inma Brea.
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Hombres y mujeres antes la toma de decisiones
La neurociencia también arroja luz sobre las diferencias entre cómo hombres y mujeres toman decisiones desde una perspectiva neurocientífica. “Existen algunas diferencias. Se ha demostrado que, en general, el cerebro femenino muestra mayor actividad en las áreas relacionadas con las emociones, así como en las áreas vinculadas con la empatía y la perspectiva social durante la toma de decisiones. Por otro lado, en el cerebro masculino, suele haber una mayor propensión a tomar decisiones arriesgadas. Sin embargo, estas tendencias no se aplican a todos los hombres ni a todas las mujeres, y, por supuesto, la neuroplasticidad influye en que el desarrollo del sistema propio determine hasta qué punto una persona puede ser arriesgada o empática”, aclara Inma Brea.
Cómo aliarte con tu cerebro para tomar mejores decisiones
La plasticidad cerebral desempeña un papel fundamental en nuestra capacidad para aprender de nuestras decisiones pasadas y mejorar en la toma de decisiones en el futuro. “Es nuestra gran aliada para el cambio. Es la capacidad del cerebro de aprender y adaptarse de manera continua. Cada vez que aprendemos algo nuevo o tomamos una decisión, nuestro cerebro crea nuevas conexiones neuronales. Así, al cometer errores o acertar en distintas situaciones, el cerebro es capaz de recordarlo para asistirnos en tomar decisiones más acertadas en el futuro. Si tomamos nuevas decisiones repetidamente, de manera consciente y utilizando la corteza prefrontal, los caminos neuronales previos serán modificados gradualmente, permitiéndonos establecer nuevos patrones de decisión”, concluye Inma Brea.