Teresa Blanco y Miguel Rico, Versalles en el norte
Teresa y Miguel se conocieron el primer año de universidad: “Fuimos novatos juntos y una de las cosas que tuvo que hacer Miguel el día que nos conocimos fue cantarme la canción de Tanto la quería, la misma que me cantó el día de la boda”. El día de Teresa fue inolvidable, siempre había soñado con casarse en el Pazo de Oca, la primera semana de septiembre, y dicho y hecho. Estas imágenes hablan por sí solas.
Miguel le pidió la mano en La Granja de San Ildefonso: “Lo organizó todo, cosa poco frecuente en él y que me hizo sospechar. Sin embargo, sí que me sorprendió con un anillo precioso y teniendo ya reservados el lugar y fecha de la boda”, nos cuenta Teresa.
La novia se casó con un precioso vestido de Jorge Acuña, sencillo, elegante y con los toques perfectos de sofisticación: “Tuve mucha suerte con Jorge porque tanto mi madre, mi hermana y yo conectamos con él desde el primer minuto, tanto es así que las tres fuimos vestidas de él”.
El resultado fue un diseño con capa que cerraba en el cuello con un detalle bordado. Los accesorios fueron otro de los puntos fuertes del look de Teresa: “Llevé tres pares de zapatos, para la iglesia unos stilettos de Gianvito Rossi. Después, para la celebración, unas sandalias con tacón más ancho, de Just Ene. Y por último, para la fiesta llevé unas alpargatas de Castañer”.
Así fue imposible que en la fiesta pararan de bailar. De la organización de la boda se encargó El Sofá Amarillo, y estos fueron los ingredientes: un menú firmado por un estrella Michelin, Pepe Solla; la decoración floral y el ramo de novia de Elena Suárez, y un gran fin de fiesta coordinado por The Boda Producciones. Todo un canto al amor.
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